El mundo está cambiando. Y la locución también, cada vez me es más evidente. Comprendemos lentamente que no vivimos en un mundo perfecto. La tendencia ahora es la exaltación de la honestidad; donde nada está mal y todo se vale, como dice Martica mi sensei profesora.


Sí, todos huimos del dolor. Todos usamos máscaras. Hoy fue un día especial: qué sorpresa fue descubrir la belleza detrás del encuentro con la vulnerabilidad; más allá de las fachadas que hemos construido "tratando de protegernos". Qué bello es concentrarse en el verdadero sentir en un instante, al evocar cada memoria impresa en una o varias palabras... tal vez sea mi trabajo, una forma de darle el lugar a esa niña imperfecta que da rienda suelta a su imaginación y cautiva con su verdad y permitirme "desparpajarme" y olvidar todos los estereotipos. Esto es lo que hay y que se quede el trecho entre el dicho y el hecho. Pasos firmes y lentos. Pero con la única certeza que tenemos. Todo morirá.